Toledo, 24 de abril de 2025.- En Castilla-La Mancha, muchas personas viven cerca del monte o rodeadas de vegetación forestal. Esto significa que sus viviendas están se encuentran en una interfaz urbano-forestal, una zona donde las edificaciones (casas, urbanizaciones, granjas, industrias…) están en contacto directo con el entorno natural. Esta situación, aunque muy común, conlleva una serie de riesgos que se pueden prevenir.
Vivir en un entorno forestal tiene algunas ventajas pero también una responsabilidad. Un incendio forestal puede llegar desde el monte hasta la vivienda, o iniciarse en la vivienda y extenderse al bosque. Por eso, es fundamental tomar medidas preventivas y contar con un Plan de Autoprotección, especialmente durante la época de alto riesgo de incendios forestales.
¿Qué es un Plan de Autoprotección?
El Plan de Autoprotección es un documento que deben tener las edificaciones situadas en la interfaz urbano-forestal. Su objetivo principal es proteger a las personas y bienes en caso de incendio forestal, evitando su inicio o propagación y facilitando las tareas de extinción de los servicios de emergencia. Este plan, obligatorio según la Ley 3/2008 de Montes y Gestión Forestal Sostenible de Castilla-La Mancha, debe incluir medidas como la creación de cortafuegos perimetrales alrededor de las viviendas, el diseño de vías de acceso adecuadas para vehículos de emergencia, la instalación de hidrantes en urbanizaciones o zonas industriales, sistemas de señalización, evacuación y confinamiento, así como mecanismos de comunicación e información durante situaciones de riesgo. Para más información, se puede acudir al Ayuntamiento.
¿Qué hacer en caso de incendio forestal?
Si se produce un incendio forestal en una zona de interfaz urbano-forestal, es importante mantener la calma, llamar al 112 y dar información clara y precisa sobre la emergencia. También se debe avisar a los vecinos, seguir en todo momento las instrucciones de las autoridades y los cuerpos de seguridad y emergencias así como permanecer en el interior de la vivienda salvo indicación contraria por parte de los responsables de la gestión de la emergencia. Y en estos casos, prepararse para una posible evacuación. Nunca se debe arriesgar la vida para salvar objetos personales.
Además, para reducir el riesgo, es fundamental que la propiedad sea un espacio defendible. Algunas recomendaciones clave para lograrlo es mantener una franja de seguridad de al menos 30 metros alrededor de la vivienda libre de vegetación, no usar fuego en el monte ni cerca de él, asegurar que los accesos permiten la entrada de vehículos de emergencia y revisar los sistemas de protección contra incendios forestales.
La prevención es la mejor defensa. Proteger una vivienda es proteger la vida, la familia y también el medio natural.